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de Bienestar


¿Qué son los cuencos tibetanos?


             El origen de estos cuencos, se pierde en la historia. Se piensa que datan de la edad de bronce de la cultura Oriental, al menos 3000 años. Podemos referenciarlos en culturas Pre Budista, Bon, Shamanica, Po, entre otras. Entre varias leyendas podemos comentar que el origen de la aleación de los metales de los que están compuestos, se dio en el hallazgo de restos de un meteorito de la época y al fundir éstos dándoles forma de cuencos, principalmente para comer, notaron que tenían una energía especial, potenciando el valor nutritivo de los alimentos.


A partir de entonces las culturas les han ido dando una importancia de primera magnitud, llegando a entender estos elementos como herramientas sagradas que aportan un amplio potencial energético en el equilibrio vibracional del Ser.


La aleación de los cuencos “tibetanos” se compone de siete metales, que se relacionan con 7 esferas de nuestro Sistema: Oro (El Sol) Plata (La Luna) Hierro (Marte) Estaño (Júpiter) Plomo (Saturno) Cobre (Venus) Mercurio (Mercurio)


En el siglo pasado, se han incorporado otro tipo de cuencos con un poder energético y terapéutico importante; de cristal de Cuarzo, este mineral por su gran pureza energética, proporciona unos sonidos de una gran sutileza, que combinándolos con los tibetanos, se consigue crear un nivel vibracional óptimo.


Pitágoras afirmó que "cada cuerpo celestial, cada átomo, produce un sonido particular debido a su movimiento, ritmo o vibración. Es más, todos esos sonidos o vibraciones componen una armonía universal en la que cada elemento, sin perder su propia función y carácter, contribuye a la totalidad".


APLICACIONES TERAPEUTICAS (CUENCOTERAPIA)


Como su nombre indica, esta técnica ancestral se fundamenta en el uso del sonido emitido por cuencos, utilizando éstos como resonadores energéticos.


Nunca mejor dicho “resonadores” ya que el poder vibratorio del sonido en frecuencias principales y sus armónicos correspondientes, se transmiten a nuestro cuerpo, produciendo un efecto resonante en las células ya que éste al estar compuesto de aproximadamente un 80% de agua, entra en vibración con gran facilidad. Lo detectamos a través de nuestro campo áurico, penetrando por nuestros poros de la piel y oídos. Esto sucede cuando los hacemos resonar a varios centímetros de nuestro cuerpo o mediante un concierto con un número determinado de ellos.


Cuando los hacemos resonar en contacto con nuestro cuerpo, se establece un gran potencial energético que se transmite a través de la columna vertebral, terminaciones nerviosas, sistema óseo, muscular, circulatorio; consiguiendo una gran relajación física y mental importante.


A nivel emocional estos sonidos actúan de una manera muy efectiva en nuestros hemisferios cerebrales equilibrándolos, ya que los cuencos tienen la particularidad de originar sonidos binaurales que favorecen una espléndida relajación mental


Si bien es cierto decir, que todos estos efectos armónico-vibracionales se potencian cuando el terapeuta, manifiesta su poder de intención, quien haciendo de catalizador de la Energía Universal, hace “cantar” a los cuencos y ellos se encargan de generar ese flujo sutil de Energía equilibradora, Actuando sobre los chakras principales.


Esta terapia es totalmente compatible con cualquier otra que emplee la canalización de Energía Universal, como pueda ser REIKI, reflexología, Metamórfico, etc. Es más, se puede utilizar como inicio previo de armonización a otra terapia.


En definitiva, esta “ciencia” es una herramienta más, dentro del grupo de terapias conocidas y que convergen en el mismo punto canalizador del equilibrio Universal.