Luz para el Alcázar de Toledo, 18 de febrero de 2018

Ana. Z. 18 de febrero de 2018

Semillas de Luz

LUZ PARA EL ALCÁZAR DE TOLEDO

 

Los aquí presentes nos reunimos con la intención de ayudar y dar Luz a todos aquellos hermanos que se encuentren caídos y perdidos entre odios, miedos injusticias…

Nos dirigimos mentalmente por un camino, a nuestro frente, contemplamos el Alcázar. El río Tajo, se queda detrás a nuestra espalda y accedemos por la parte sur, donde nos encontramos con una gran puerta de madera muy pesada. Abrimos la puerta y entramos en el patio central.

Observamos que entramos en el patio interior, un patio grande, hay cuatro entradas, cuatro bajadas, una en el Norte, Este, Sur, y Oeste. Estamos en medio del patio y vamos a bajar por cualquiera de ellas no importa, vamos a entrar por la del Oeste. Hay una bajada, una gran puerta en el suelo que vamos a abrir… la abrimos, es una puerta de piedra pesada, pero podemos con ella, y al levantarla, vemos que hay unos escalones de bajada, hay 10 escalones y vamos a ir bajando… 10, 9, 8. 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1… y estamos en el suelo.

Vemos una gran sala vacía y grande, vemos que hay varias antorchas en las paredes laterales y vamos a coger cada uno una de ellas. Vamos a ir andando y cruzando la sala. A mano derecha sale una puerta y la abrimos, entramos y vemos que es un corredor, caminamos a lo largo de ese corredor y llegamos a una gran sala. En esa sala hay alguien, están sentados en el suelo; hay ancianos, mayores, y niños. Observar esos ancianos, esos niños, esas mujeres… observar si os dicen algo, qué os dicen… vamos a estar un momento con ellos…

Están tranquilos, Hay una señora que pregunta quiénes somos. Contesto que somos Semillas de Luz, somos hermanos que venimos a ayudarles y a darles Luz. Se sienten solos y cansados. Estamos un rato con ellos animándoles, dándoles cariño. Les preguntamos qué sienten, qué piensan y cómo podemos ayudarles. Nos despedimos de ellos diciéndoles que volveremos otra vez y nos tienen que acompañar.

En esa gran sala hay otra puerta, entramos y vemos que hay un pasillo muy grande, hay como celdas a la derecha y a la izquierda, están abiertas y no hay nadie y en ese pasillo al fondo hay otra gran puerta, seguida de otra sala, esa sala está llena de personas tumbadas en el suelo. Todas están amontonadas, todas han fallecido, sus cuerpos están ahí. Pero luego se ven en la misma sala cuerpos etéreos que nos miran con miedo… hay mucha gente. Vosotros podéis estar con ellos arropándoles y dándoles cariño y amor, hablándoles…

Nosotros semillas de Luz, linternas de Luz infinita, venimos a daros luz, para que no os quedéis más tiempo aquí. Sois almas errantes que os habéis quedado en el sitio donde habéis fallecido pero no podéis estar aquí, vuestra alma es libre, todos estos hermanos de Luz os están acompañando para que no os sintáis solos, nosotros mandaremos y llamaremos a nuestros Maestros, que vengan a buscaros y esperaremos a que ellos vengan a recogeros.

 

Gracias Hermanos por venir a ayudarnos. (Referente a los Maestros)

 

— Gracias a vosotros por estar aquí, hacéis una misión muy importante y nos preparáis el camino para recoger a todas las almas perdidas. Gracias, gracias por estar aquí.

Gracias a vosotros hermanos, porque siempre que os llamamos acudís en nuestra ayuda con amor incondicional, os damos las gracias y dejamos a estos hermanos, a estos seres perdidos para que no estén abandonados y sean recogidos en el nombre del Señor. Así Sea.

Salimos de esta sala y nos adentramos en un pasillo oscuro, pero, no os preocupéis que llevamos nuestras antorchas, aparte de nuestra propia luz. Poco a poco se va aclarando el camino, podemos ver alguna antorcha que estaba apagada, no importa, nosotros las encendemos y vamos poco a poco dando luz al pasillo. Vemos a nuestra derecha y a nuestra izquierda pequeñas habitaciones con rejas, las rejas están cerradas y hay hombres dentro de ellas, deben de llevar mucho tiempo, porque se ven abandonados. Sus vestiduras están rasgadas su pelo largo y enmarañado.

Hermanos de mi amor ¿alguno me puede escuchar? ¿Quiénes sois y porque estáis aquí?

 

— ¿Quién lo pregunta?

 

Yo hermano, soy una semilla de Luz, yo y muchos de los que me acompañan venimos a ayudaros a que no estéis perdidos… ¿me podéis decir quiénes sois? ¿Pertenecéis a este lugar desde hace mucho tiempo?

 

— De qué lugar me hablas?

 

Hemos venido porque queríamos dar Luz a todas las personas que han caído en alguna una guerra, una guerra aquí en España en el Alcázar de Toledo.

 

— No sé de qué me hablas, nosotros llevamos muchos y muchos y muchos siglos aquí. Éramos caminantes, vendedores y era un camino que pasaba por ciudades, donde vendíamos nuestras cosas. Éramos comerciantes, pero alguien nos hizo una gran faena, nos arrestaron y nos metieron aquí y desde entonces aquí estamos.

Hermanos venimos a ayudaros también como a todos los que vamos encontrando y en el nombre del Señor, no os sintáis abandonados. En el nombre de mi Señor, yo pido que nos podáis acompañar. Y llamaremos a nuestros Maestros, Guías de la Luz para que vengan en poderos ayudar.

 

— ¿Vosotros estáis de acuerdo todos? ¡Sí… yo también me quiero marchar de aquí, llevo muchos tiempos aquí encerrado… y yo… y yo…!

 

No os preocupéis hermanos, el nombre de todos mis compañeros que me acompañan, con nuestro amor y nuestra humildad pedimos a nuestros Maestros de Luz vengan a poderos recoger. Así sea en el nombre de Dios y en el nombre de nuestro y Señor, que nadie se quede aquí, que nadie se quede rezagado, todos acompañen a nuestros hermanos de Luz, que ellos os llevarán para poderos cuidar, para poderos limpiar y os darán entrada al espacio donde necesitáis estar. Así sea.

Seguimos nuestra ruta y pasamos a otra gran sala doblemente que las anteriores y en esa sala hay pequeños ventanales que dan al exterior, les entra la luz del sol y hay niños pequeños jugando. ¡Cuidado cuidado! (se oyen explosiones) ¡Cuidado niños, cuidado, esas explosiones os pueden hacer daño…! Pero los niños no se asustan, siguen jugando; bailan, cantan y ríen…Es como sí no pasará nada, ellos están felices.

¡Niños venid aquí… venid aquí… ¿Quiénes sois?

 

— Nuestros papás nos dejaron aquí, cogieron sus armas y salieron… salieron a defenderse, porque estaban tirando bombas y nos podían matar.

 

Y vosotros ¿qué hacéis aquí?

 

— Les estamos esperando a que vengan.

 

Pero posiblemente no vuelvan…

 

— Si, ellos dijeron que iban a volver y les esperamos.

 

Bueno… mis niños de amor, no os preocupéis. ¿veis esos ventanales? pues por ahí vendrán unos hermanos con mucha Luz y os llevarán en unas barcas grandes, muy grandes… muy grandes… y que todos cabréis en ellas y esas barcas os van a llevar a sitios muy, muy bonitos, donde os están esperando vuestros papas.

Todos suben a las barcas, contentos y felices. Así sea el nombre del Señor. Así sea. Hermanos.

Hermanos hora vamos a ir por los pasillos y por las salas a ver si podéis encontrar algún hermano o hermana que esté rezagado o perdido en nombre de Dios atraerlos para que se los puedan llevar. Aquí en esta sala principal quedaremos todos…

Pedimos a todos los seres que se puedan encontrar perdidos en algún lugar, pedimos que nos puedan acompañar para darles Luz. Que nadie se pueda quedar perdido, a todos los que os llegue nuestra voz, nuestro pensamiento, nuestro Amor, reuniros aquí con nosotros todos para que todos los hermanos os puedan recoger. Que ninguno se quede perdido.

En el nombre de este conjunto de amor, Semillas de la Luz, os pedimos Maestros, a ti mi Señor gracias. Gracias por permitir que podamos hacer estos trabajos tan importantes, ayudándote en todo momento y en todo lugar. Bendito seas mi Señor por darnos esa oportunidad de seguirte por y para siempre. Que tú luz nos acompañe en todo el camino y gracias a todos los hermanos que vienen a poder recoger a todas aquellas almas perdidas, a todas las almas perdidas en pena que han sufrido y que sufren el abandono. A todos os pedimos poderles recoger y dar y luz. Así sea. Así es y Asi será.

Y ahora nosotros vamos a retornar sabiendo que hemos hecho un buen trabajo. Estamos en la sala grande donde se encontraban los niños y salimos por la puerta, al pasillo donde estaban las mazmorras, pasamos ese pasillo de oscuridad salimos a la otra gran sala dónde estaban todos los seres amontonados, pero ya no vemos a nadie en estos momentos, está limpio. Salimos por la puerta al gran pasillo, salimos a la primera, sala donde había ancianos mujeres y niños y vemos que ya no hay nadie allí. Las salas están vacías y de nuevo vamos a subir por la escalera para llegar al patio contamos de nuevo los escalones 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9,10. Salimos al patio y del patio caminamos a la salida sur a la gran puerta de madera que está abierta…

Retornamos a nuestros cuerpos físicos.