Tiempos y tiempos olvidados bajo el Monasterio del Escorial 4 de noviembre de 2017

Ana  Z. 4 de noviembre de 2017

Semillas de Luz

 

 

—Vamos a unificar todo nuestro pensamiento. Todo nuestro amor, vamos a ser todos partícipes de nuestra luz, o al menos pongamos la intención de que todos pongamos esa luz en el trabajo que vamos a efectuar.

Pedimos a todos los hermanos de Luz que sabemos que están con nosotros, que están preparando el camino. Pedimos toda la ayuda necesaria. Como toda nuestra intención de todos los que aquí nos reunimos, en poder dar Luz, el poder ayudar a todas las almas que están en ese lugar; estancadas, abandonadas, sufriendo.

Vamos a pedir a todos los hermanos de Luz, a todos nuestros queridos hermanos que nos ayuden a liberar de ese calvario a todas las gentes que están aprisionadas, que están prisioneras de esa libertad, de esa desdicha, de ese acontecimiento de esa época. Sea por las causas que fueren no juzgamos, no predisponemos, simplemente damos todo nuestro amor. No observamos si son oscuras o más claras, no observamos si son más negras, más blancas, si son más grandes, más pequeñas, si son hombre, mujeres, niños, no predisponemos nada. Simplemente vamos a abrir esa puerta y vamos a ir bajando por esa escalera que nos va a llevar a la gran sala.

Vais a ver una gran sala. Y allí vais a visualizar a todos los hermanos de Luz que nos encontramos ahí en ese momento. Y observamos que de nuestro corazón salen fluidos de luz, rayos de luz brillante para abarcar todo el entorno. Y así poder iluminar y recoger a todas las almas con todo el Amor que podamos desprender de ello.

Os vais a imaginar que estamos todos, los 17 cogidos de la mano. Unidos a los hermanos de Luz y a toda la Jerarquía Espiritual que nos acompañan. Todo nuestro abarcar es coger toda la zona del monasterio. Como si se alargaran nuestros brazos y hacemos un gran círculo…

 

— Hermanos de mi amor. No temer. Yo siempre puedo estar junto a vosotros en cualquier situación. Siempre estoy con vosotros en cualquier necesidad. Somos un gran grupo de Amor y tenemos muchas misiones que trabajar. Somos almas de Luz, que no hemos venido a este mundo sino a trabajar por tantas y tantas misiones como nos tienen que salir, porque como sabéis es un mundo experimental. Venimos a abrir conciencias, en nuestro mundo exterior y a la vez hemos formado un grupo, un grupo de misiones importantes que nos otorga el Señor, nuestro Maestro cósmico, nuestro Cristo redentor. Él nos acompaña en todo momento, en todo lugar, para abrir las conciencias de todos los seres en esta humanidad, para poder despegar en cualquier momento. Y ahora, Él nos da su bendición, para poder hacer este trabajo importante que es, dar luz a todos estos seres que están introducidos en estas mazmorras, introducidos en estas cárceles donde han perdido su libertad.

 

— Menos mal que habéis venido. Pensábamos que nadie iba a bajar a vernos. Somos escoria. Escoria que nadie quiere. Han pasado tantos y tantos tiempos y nos hemos ido aquí concentrando de mucho y muchos acontecimientos. Sí. Tienes razón. Hay mucha gente leprosa. Porque en ese tiempo no era bien visto que los leprosos anduvieran por las calles, y los encerraban en mazmorras cual preso en castigo. Niños, jóvenes, mujeres, ancianos…. Todos encerrados en una mísera cueva para que nadie les pudiera encontrar ni ver. Alejados de la luz por miedo a poderse contagiar. Y fueron abandonados como animales. En estos enterramientos debajo de la superficie.

 

El hambre y la miseria, la falta de agua, la falta de amor y las disciplinas que fomentaban el clero en esos tiempos, donde eran los mandatarios de toda esta humanidad. Hemos sido encarcelados, hemos sido desprotegidos y si ningún veredicto nada más que la pobreza. El clero, era el mandatario del lugar, eran los mandatarios del mundo, y no podía haber escoria en sus calles y en su entorno. Y ellos mismos nos ultrajaron, librándonos de la libertad. Ni aún con los míseros cuidados que nos pudieran dar, sino encerrados en vida para no salir nunca de este lugar.

 

Yo portavoz de todos estos hermanos que veis en esta oscuridad, cómo no va a ver oscuridad, si solamente vive la penumbra en estos subterráneos que la luz del sol nunca ha podido llegar. Solo ahora vemos la luz, una luz brillante y hermosa que nos puede acompañar de seres que con su blancura nos ciegan con su luminosidad. Hay tantos seres de amor y seres blancos de iluminación, que aquí nos pueden acompañar… Gracias. No podemos decir nada más que gracias por llegar a nosotros. Son muchos años los que aquí hemos podido estar y nadie ha bajado a ver nuestra necesidad. Y hemos ido pereciendo como la mugre va engrosando las paredes de humedad y ahora vemos tanta luz que nuestros ojos se pueden cegar y somos bien… (emocionado)

 

Perdonad, sobran las palabras. Son los amores los que nos pueden engrandecer de las almas de amor que aquí pueden acontecer. Y nos ofrecen de sus amores, nos alargan sus manos para podernos saciar. Y con cantaros de agua nos limpian los rostros de suciedad. Porque no se nos ven ni los rostros de la mugre que puede tapar nuestra cara. Ya no sentimos dolor por las heridas. Tanto pudimos sufrir que ya ni sentimos ni padecemos los sufrimientos de las enfermedades que pudimos generar. Y ahora veros a vosotros con vuestro amar, simplemente es daros las gracias por podernos ayudar. Con nuestras manos y nuestras caras limpias os miramos con lealtad y decirnos hermanos míos… ¿Dónde os podemos acompañar que queremos salir todos de aquí de esta oscuridad donde veamos la luz del Amor que es la que nos puede llevar?

 

— Hermanos ha llegado el final de vuestro sufrimiento. El Amor y la Luz del Cristo nos trae a vosotros para mostraros una salida de estos túneles y estas cuevas en las que ya no debéis permanecer más. Aquí está delante de vosotros el Cristo Cósmico con su mirada de Amor y sus brazos abiertos para que os cobijéis en Él

 

— Sí Él nos abraza, nos abraza y nos hacen un camino luminoso para poder avanzar y vamos todos de retorno, allá donde nos quieran llevar, porque vemos que demostráis amor y queremos irnos con vosotros nada más. No queremos estar más aquí por caridad, ayudarnos. Gracias. Gracias. ¡Venir todos, vamos, que nos llevan, que nos sacan de esta oscuridad donde dicen que nos pueden enseñar la luz… Vamos no os quedéis ninguno! El que no se pueda levantar nosotros os ayudaremos. Vamos no os quedéis rezagados atrás. Vamos todos acompañados de estos hermanos que nos llevan con su amar, que nos alargan su mano, que nos levantan del suelo en nuestras fuerzas que ya no quedan desde hace mucho atrás.

 

Todos, que no quede ninguno, que esta Luz tiene que limpiar este entorno oscurecido que de tanto tiempo atrás han ido atrayendo a estos seres. Año tras año, tiempo tras tiempo vivido, eras y etapas de una historia aquí hoy terminada.

 

— Benditos seáis hermanos de mi amor a todos os recogemos, no queda ninguno. Gracias Padre por tu amor. Otra misión más en el camino y te pedimos que nunca sea en el terminar para ir ayudando en todo destino a todas las almas de necesidad.